miércoles, 19 de septiembre de 2007

Lluvia

Afuera el rechazo es diluvio,
ropa en el piso es pena,
venas se aferran inevitables.

El teléfono asiste impávido
la vacilación subterránea
que inunda la carcaza.

Y la cama, cautiva,
libertad condicional a las ocho,
arresto preventivo a la una.

Ahora suena,
ellas no sueltan,
hacen bien.

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