miércoles, 23 de junio de 2010

Cómico

Empezar,

de vuelta donde nunca termina,

diminuto,

un espacio ocupado

por mi oscuridad

sin llenar un cuarto de miradas,

que desvanecen

antes de poder sentirlas,

perillas que giran

en sentido irreversible,

brazos desenvueltos

sin llegar a navidad.



Muros omnipresentes

me siguen por caminos,

inciertos,

los pájaros

escapan de mi cabeza

para morir en cuatro ambientes

cocina, living, control remoto

y risas ahogadas por edificios

que devoran soles y fracasos.



Avanzar con mi equipaje

cargado de tormentas,

de soles,

olvidos que recorren

venas inseguras

de no desear lo ajeno.




De tijeras brotando del suelo

para recortar lágrimas

imaginadas por aquellos

que no saben que yo

soy un simple papel

a medio escribir

por Dios,

gran humorista.