jueves, 23 de mayo de 2013

Recaída


Anoche fui a sacar
una pila de billetes al banelco,
me hice amigo
de un perro que no
quería salir,
traté de hacerlo escapar
tentándolo con un envoltorio
de sandwich,
almuerzo tardío,
eso y que iba a amarlo
toda la vida, por las dudas,
abrí la puerta y le ofrecí el papel,
asomó medio cuerpo,
pero no cayó en mi trampa,
al final,
se quedó mirándome, orgulloso,
desde adentro.

Cerré la puerta y me fui,
pura envidia y
pisadas cortas.

No quiero escribirte,
pero me obliga,
esta adicción
a no verte.

Insoportable,
tecleo sin sentido,
buscando la manera
de lograr que los bordes
sean contenido.

Clavo mis manos
en las tripas,
rasco hasta dejarme
las uñas en búsqueda
de palabras
de alivio.

De golpe,
cuando estoy dejando
por enésima vez
en mi vida algo
sin terminar,
la respuesta
me golpea,
un ladrillazo,
abro los ojos,
ya sé,
soy exiliado de tu cuerpo
y los puntos solo
se unen hacia atrás.

No hay comentarios: